ManuelCortina <manuelcortinareynoso@gmail.com> wrote:
Muy buen artículo. Muchas gracias ¿tienes la fuente? o es de tu
autoría?…Sólo para fines de que conste en tu registro: La Hacienda de Chinampas
y la de Ciénega de Mata son las únicas dos que continúan en poder de
la Familia.La de Ciénega de Mata es de Alfonso, Pablo y Santiago Rincón Gallardo
(hermanos), y la de Chinampas del papá de quien esto escribe, Don
Manuel Cortina Pizarro.Gracias por el artículo.
Saludos!
Manuel Cortina Reynoso
On 29 jun, 13:35, «Administrador – Genealogia.org.mx»
wrote:
> Ciénega del rincón
> ________________________________________
> Fue el nombre con que se conoció durante mucho tiempo la hacienda que
> nosotros llamamos Ciénega de Mata. Esta propiedad no está dentro del
> territorio de nuestro estado, se encuentra en el de Jalisco, pero en
> sus años de mayor esplendor llegó a ser tan grande que ocupó por lo
> menos una tercera parte de la extensión de nuestro territorio.
> En la búsqueda de los orígenes de la familia Rincón Gallardo nos
> podemos remontar hasta principios del siglo XVII. Allá por 1601
> localizamos a la rama de los Ortega en algunas mercedes que recibió
> por las Chinampas y por Peñuelas don Pedro Matheos de Ortega. La otra,
> la de los Rincón procedentes de la capital del reino, aparece cuando
> don Francisco Rincón se casó con doña María de Ortega, hija de don
> Pedro Matheos. De esta unión nacieron dos varones: Pedro y Agustín.
> Uno se consagró a la Iglesia: entró en 1620 al convento de los
> mercedarios como novicio, aunque después abandonó el claustro y entró
> al clero secular. El otro, Agustín, se consagró al gobierno: fue
> alcalde mayor de Aguascalientes y después corregidor de Zacatecas, y
> aunque se casó con doña Leonor Caballero, no dejó descendencia. Aquí
> se habría acabado la familia Rincón de Ortega, si no hubiera sido
> porque tenían un medio hermano de padre, don Juan Rincón de Vivar, a
> quien tocó la herencia de sus dos medios hermanos. ¿Pero qué heredó?
> El abuelo don Pedro Matheos de Ortega empezó a acumular mercedes de
> tierras: el 20 de febrero de 1601 recibió una merced en las Peñuelas,
> tres días después recibió otra en la Cañada de las Chinampas. Pasados
> cuatro años obtuvo permiso de regar sus labores de trigo, construir un
> molino de pan y fabricar un ingenio de beneficio de sacar plata en el
> puesto de Chinampas. Treinta años después sus nietos don Agustín y don
> Pedro fueron quienes compraron y mercedaron tierras en las
> jurisdicciones de San Miguel el Grande, Lagos, San Felipe,
> Aguascalientes, Pinos… Para 1652 sus propiedades deben de haber sido
> ya considerables, porque en este año don Agustín se comprometió a
> pagar 800 pesos por año, del diezmo de sus haciendas. El empeño de los
> Rincón de Ortega es notable: compran tierras, venden ganados,
> administran diezmos, patrocinan obras de beneficencia, compran
> esclavos, obtienen crédito. Desempeñan cargos públicos: como alcaldes
> mayores, justicias, miembros del ayuntamiento. O como autoridades
> religiosas, ya que el licenciado don Pedro fue cura beneficiado de
> Aguascalientes desde 1650 hasta su muerte. ¡Cuánta actividad! ¿Qué
> afán de acumular riquezas, para dejarlas después a la Iglesia? ¿Para
> qué fundar un mayorazgo cuando ninguno de los dos dejó herederos
> directos? Móviles de la época. Quizás incomprensibles para nosotros,
> pero no por eso menos valiosos.
> Un primer empeño se les frustró a don Agustín y a don Pedro, de fundar
> un convento de padres carmelitas en la villa. Ya se habían empezado
> los cimientos del edificio que los había de alojar y 280 vigas y 300
> morillos se habían contratado, cuando llegó una orden superior según
> la cual se negaba su instalación. Tanto esfuerzo no podía perderse: si
> no se dejaba a los carmelitas, que se permitiese venir a los
> franciscanos. Y todo su esfuerzo lo invirtieron en conseguirlo. El
> cura Rincón de Ortega, al morir su hermano Agustín, tomó para sí toda
> la responsabilidad. Pidió prestado para continuar la construcción del
> convento y separó parte de sus bienes para dotar la obra de los
> franciscanos.
>
> MAPA 1. Subdelegación de Aguascalientes. Peter Gerhard, The North
> Frontier of New Spain, Princeton University Press, 1982.
> Casi al mismo tiempo don Pedro Rincón de Ortega emprendió otra tarea:
> fundar un mayorazgo. En 1657, durante una de sus estancias en la
> ciudad de México, se presentó ante el notario para dictar su
> testamento y precisar las condiciones de fundación del vínculo de
> mayorazgo. El primer mayorazgo sería su hermano el capitán don Juan
> Rincón de Vivar y después lo heredarían sus descendientes. El vínculo
> se compondría de la extensión de tierra que valiera 60 000 pesos. Con
> este acto notarial se sentaron las bases legales que permitieron a los
> primogénitos de la familia Rincón de Ortega poseer indiviso durante
> dos siglos el latifundio de Ciénega de Mata. Pero la familia Rincón
> Gallardo, nombre que se adoptó cuando a falta de heredero hombre se
> hizo la transmisión a los hijos del matrimonio de doña Juana Rincón de
> Ortega con don Nicolás Gallardo, tuvo otros significados para la
> historia de Aguascalientes, aparejados al de gran latifundista.
> Durante generaciones fue la familia más importante en la región y su
> peso procedió no nada más de su poderío económico, sino de su actitud
> señorial. Adoptaron y se les reconoció una preeminencia nobiliaria,
> aunque el título no lo obtuvieron sino hasta 1810. Para obtener y
> conservar el lugar que ocuparon en la sociedad neogallega, contó mucho
> su presencia en la región, nunca se les consideró propietarios
> ausentistas. También fue determinante su actitud solidaria y
> paternalista con los habitantes de la zona: siempre estuvieron
> dispuestos a cooperar en las obras de beneficencia que se les
> solicitó, y en los tiempos de hambre y enfermedad no cerraron sus
> puertas a los desprotegidos. Guardaron al mismo tiempo la distancia
> necesaria para ser considerados diferentes, y hasta superiores:
> siguieron una estricta política matrimonial, no se casaron sino con
> sus iguales y se prefirió el celibato a un matrimonio degradante.
> No se interesaron en obtener empleos o puestos en el gobierno, y
> cuando accedieron a ocupar algún cargo fue para cumplir con un deber,
> no para obtener un beneficio.
> No todo fue fácil para los Rincón Gallardo. Al morir don Juan Rincón
> de Vivar dejó el vínculo tan gravado, que tuvo un concurso de
> acreedores. Su yerno don Nicolás Gallardo tuvo que hacer gala de
> eficiencia administrativa para sacarlo adelante. Pocos años después,
> su hijo Joseph -primer mayorazgo que llevó el apellido Rincón Gallardo
> – consolidó sus propiedades, al medir y componer las demasías que sus
> títulos no amparaban. Para obtener este beneficio dio al rey 1 900
> pesos. El mes de abril de 1683, acompañado del escribano real don
> Diego de Galarreta, recorrió en carroza las propiedades del vínculo.
> Casi dos meses les llevó visitar todas las propiedades. El 10 de mayo
> partieron de la hacienda principal, que era la de Ciénega de Mata. El
> 28 de ese mes andaban por la hacienda del Tecuán y la de Encinillas.
> El 9 de junio anduvieron por Ojo de Palacios, la hacienda de Los
> Remedios y los sitios de El Carrizal y Salitrillo, todo en la
> jurisdicción de San Felipe. El 11 recorrieron el puesto de Matanzas y
> el 14 llegaron a Aguascalientes, donde el mayorazgo tomó posesión de
> la hacienda de Peñuelas y entró a la sala, a la capilla y al
> cementerio. En Aguascalientes presentó los títulos de los sitios de
> Jonacatique, Morcinique, Horcones, San Nicolás de Chicalote, Cañada
> Honda, y el puesto Jaltomate. El 16 de junio llegaron a Chinampas.
>
> Otro momento crítico se presentó en 1727 al presentarse la sucesión:
> la familia se encontró con que el primogénito era una mujer y
> reclamaba para ella el mayorazgo. Durante varios años estuvo el caso
> en litigio, hasta que el Consejo de Indias decidió que era la rama
> masculina la que tenía derecho a heredar el título. Mientras esto se
> dictaminaba, la administración de los bienes quedó en poder de doña
> María Teresa Rincón Gallardo y de su esposo don Miguel de Arteaga.
> Este pleito enseñó a la familia Rincón Gallardo los cuidados que debía
> tener al presentarse las sucesiones y nunca más tuvieron un conflicto
> de este tipo. Para evitarlo cuidaron siempre de dejar en herencia
> parte de los bienes que no estaban comprometidos, para los otros
> hijos, los que no tenían derecho sobre el mayorazgo
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