Las Pasiones de Mariana
Novela Erótica Basada en Nuestra Historia
Por: Papá del Pato
Apenas terminábamos de comer, unos deliciosos, conejos y liebres asados, cuando de pronto, aparecieron más de doscientos indios, al parecer, con actitud, nada amigable. Parecen comanches capitán, gritó el sargento Asencio Farias, al tiempo que todos desenvainaban sus armas. A diferencia de antier, el capitán, ahora, no ordenó bajar las armas, lo cual, les confieso, que me preocupó bastante. El capitán, con su mano hizo una seña, que seguramente, fue una orden de alerta, porque, en un abrir y cerrar de ojos, la tropa ensilló y en otro santiamén, estuvieron bien montados, y con sus rifles apuntando hacia arriba. Mientras tanto Julián y yo, seguimos en el piso. Capitán, ¿qué está pasando? pregunté, desconcertada, pero lejos de responder, hizo otra señal, y de pronto, uno de los soldados, me cogió abruptamente, subiéndome atropelladamente en ancas, con el teniente Pedro Joseph Cabazos. El capitán, ahora, gritó: ¡Julián, súbete pa riba de tu caballo y acércate pa cá conmigo, pero en chínga, cabrón! Julián obedeció, postrándose rápidamente junto al capitán, en el mero frente, de la tropa. El capitán hizo otra seña, tras esto, un soldado le entregó un palo, como el que usan, para izar banderas, y colocó, en la punta, un gran paño blanco, alzándolo en señal de paz. Finalmente el capitán, gritó: ¡Teniente Cabazos…. Recúlese, con dos hombres!… Inmediatamente el teniente ordenó: ¡soldado Garza,…soldado Martines…. aparéjenseme! Acto seguido, entre los tres me alejaron, unos cincuenta metros hacia el sur.
E capitán y Julián, avanzaron a paso lento, en dirección a los supuestos comanches, mientras tanto, la tropa permanecía quieta. De igual forma, de la tribu, se desprendieron dos indios, pero ellos, no portaban señal alguna.
¿Qué está pasando teniente? ¿Por qué Julián, va al frente, con el capitán? pregunté, ahora más desconcertada. Tranquilícese doña Mariana. Como el capitán, no habla comanche, por eso, llevó al intérprete, para averiguar, que pretenden.
…………………………
De pronto, el capitán, Julián, y dos comanches, dialogaban:
Capitán.- Julián diles: Bienvenidos
Julián.- Fyu*’h de yencyi
Indio Comanche.- N**#juuss jo*0 yencyi
Julián.- Dijo que, no acécta, su bienvenida, capitán.
Capitán.- Dile que, soy el capitán de la tropa, y que, yo también, soy el que tiene, la máxima autoridad, sobre el hombre blanco, en este enorme territorio
Julián.- richi O*ichiye iiuruunchgur iier*jkk kuierr vini iixipoi opuli iiuude *iooeye shuji ti
Indio Comanche.- L*j=ktyuuss jo*0 Xnkee**xtr
Julián.- Dijo que, no le importa
Capitán.- Pregúntale, ¿quién es el gran jefe, de ellos?
Julián.- Nixni uichh yuxil ikurt*ggu uwwee erirti
Indio Comanche.- Iui*kih webe imj*nhuch ipix
Julián.- Dijo que, <nube parda>
Capitán.- Dile, que, quiero hablar con <nube parda>
Julián.- uiye ohiuexhu xilty uchi *kih webe imj*
Tras la petición, los dos indios se retiraron, y en unos minutos, el único que había hablado, regresó, acompañado de un hombre, de edad avanzada.
Capitán.- Julián dile, al hombre de edad avanzada: Bienvenidos
Julián.- Fyu*’h de yenca
Indio Comanche de edad avanzada.- juuss jo*0 yencyi yenchi
Julián.- Dijo que, munchas gracias
Capitán.- Dile, que mi nombre es: Carlos. También dile, que me gustaría saber su nombre.
Julian.- Guchi ipihuilychu Carlos ipaye xoxifu jo*uxihja
Indio Comanche de edad avanzada.- imj*nhuch ipix
Julián.- Dijo llamarse, <nube parda>
Capitán.- Pregúntale, ¿Qué lo trae, por aquí?
Julián.- Uionxi reyachluingr xechó
<Nube Parda>.- *uyern tyuc* hicharucv iurtynu yom mibyxi ciunox kikoxcha
Julián.- Dijo que, están de paso, y que solo vinieron a la salina, a sacar productos
Capitán.- Dile que: en este inmenso territorio, represento, la máxima autoridad sobre el hombre blanco, y que, a título personal, con mucho gusto, les otorgo permiso para explotar la salina, por el tiempo que <nube parda> decida.
Julián.- xoxifu jo* ikurt* gu uwwxee erirti iuhtoñe popsche portixili uiye ohiuexhu ty*ikicha ilohuewe wiecho imj*nhuch ipix
<Nube Parda>.- a*ufyern tyyuc* hicucv iuraynu yoxm yxi ciunox
Julián.- Dijo que, a pesar de que eres muy joven, se nota, que tienes sabiduría, y por lo tanto, con muncho gusto, te tomará la palabra.
Capitán.- Julián, apéate y muéstrale tu caballo en señal de regalo. Dile que, es un presente, de mi parte.
Julián.- oluxchi we wachix iloputavi xixi inuhytrolkmo oileix cho yu wixá
<Nube Parda>.- a*ufyern tyyuc* hicucv iuraynu yoxm yxi ciunox
Julián.- Dijo que: le conmueve tu generosa acción, y que, en unos cuantos días, se retiraran a su campamento principal. También dijo que, ojalá y todos los caras pálidas, fueran como tú.
El capitán, lentamente bajó de su caballo, acercándose a <nube parda> para tenderle su mano. Acción, que con buenos ojos, vio el jefe comanche, extendiendo también la suya, al diplomático capitán. Acto seguido, el capitán volvió al caballo, subiendo en ancas a Julián, reintegrándose a la tropa, ordenando retirada.
…………………………
¿Qué pasa teniente, por qué tocan la trompeta?, pregunté. El teniente simplemente, contestó: Regresamos a la villa, doña Mariana.
¿Capitán, como le fue?, pregunté, al tiempo que Julián, me ayudaba, a cambiarme con el capitán.
Muy bien, doña Mariana, eran unos indios comanches, pretendiendo la salina. Así que, decidí que lo mejor, era retirarnos, para dejarlos trabajar.
-¿Y el caballo de Julián, capitán?-
Mire doña Mariana, tenemos muchos caballos. Así que, no veo la importancia entre: ¿un caballo más, o un caballo menos? Sobre todo porque se utilizó, para una causa pacificadora.
-Capitán, lo felicito, ojalá, todos pensaran como usted-
Gracias, doña Mariana.
-Capitán, me debe una explicación, tocante a sus salvajes métodos, en los momentos de incertidumbre, pues fui tratada casi casi, como si fuera un objeto, o un trapo o algo peor-
El capitán ni se inmutó, simplemente permaneció callado, por largo rato.
Cuatro horas después, una hora antes de pardear el día, llegamos nuevamente al río, pero esta vez, en mero enfrente, de la loma de san Antonio. Ahí el capitán, decidió, que pasara primero la tropa, incluyendo a Julián. Mientras tanto, el capitán y yo, nos quedamos, completamente solitos, en la orillita de lado norte.
-Capitán,….. ya han cruzado todos, incluso, están marchándose, rumbo al poniente. ¿Por qué no, nos esperan? ¿Qué nosotros, no vamos a cruzar? ¿Qué pasa capitán? –
Doña Mariana, la invito a apearnos, quiero mostrarle algo.
-Lo que usted diga, capitán-
Como todo un caballero, me ayudó a bajar, conduciéndome, hasta un bonito pasto, donde nos sentamos, bajo una serie de inmensos sabinos.
¿Ya está más tranquila, doña Mariana?-
-Sí-
¿De verdad, doña Mariana?
-Sí-
¿Entonces,…. Ya confía más en mí, doña Mariana?
-Hay, capitán…… ¡por Dios! ¿Cómo no voy a confiar en usted?, si mi vida está en sus manos,…… ¡todos los días!… ¿eso le parece poco?-
No, claro que no, pero sabe, a mi me gustaría que usted, confiara en mi, más como….. más que, como un militar…….. como en un ser humano.
-Capitán,……. ¡usted, no es solo, un militar!
¿Entonces?
-Quiero decir que…..entre usted y yo, hay… ¡un vínculo! algo que va cre……. No, no no-
¿Cómo de qué?
-Hay capitán, creo que estoy abriendo la boca, en tiempo inapropiado, además, tomando posesión, de algo que no me corresponde,…… ¡qué pena!-
¿Se refiere a “nosotros”, doña Mariana?
-Hay capitán,.. ¡qué pena!-
Ahora soy yo, quien va a reclamar algo, doña Mariana.
¿Me intriga capitán, que tiene que reclamar?
Nunca, doña Mariana, pero nunca en su vida, vuelva a olvidar, que usted y yo, ya somos grandes amigos. Eso, no solamente ha estado creciendo, por sus bellas acciones, sino también, poco a poco, más bien, mucho a mucho, usted ha estado entrando aquí, doña Mariana, si aquí,….. en mi mismito, pecho.
-Me halagan, sus palabras, capitán, y claro, con agrado, tomo el consejo, a partir de ya. Pero una cosa si le advierto, capitán. Va a tener que aguantarse, algunas cosas. Por ejemplo, hay le va la primera. A ver, por favor, póngase de pié, avance tres pasos al frente, y quítese, boina, chaquetón, camisa, botas y calcetones-
Al capitán, se le fue la cara al suelo, y por largos segundos, permaneció mudo, pero de pronto, aún con cara de susto, despojó sus ropas.
Doña Mariana, ¿ahora qué hago?
-Dese una vuelta completa, pero por favor, hágalo muy lentamente, capitán-
El pobre capitán, comenzó a girar completamente desconcertado, y al terminar, le pedí, que diera otras tres vueltas en dirección contraria, pero ahora, fuera abriendo y cerrando sus brazos, como si fuera volando. Aproveché muy bien el espectáculo, memorizando milímetro tras milímetro, la perfección de su fornido cuerpo. Al concluir, le dije que habíamos terminado, así que podía vestirse.
Ahora, más tranquilo, reinstaló sus ropas. Era obvio que, pretendería preguntar del porqué, de mi extraña, y atrevida actitud. Pero, al tratar de hablar, tartamudeó, soltando de repente, una estrepitosa carcajada, misma que provocó que ambos, termináramos muertos de risa. De pronto, entramos en silencio, quedándonos viendo, uno al otro, sin pronunciar palabra. Esta vez, comprendí que así, era nuestro mejor estado. Qué lejos, estaba quedando la atracción física, que fui objeto al conocerle. Pues haberme masturbado, varias veces pensando en él, fueron simples fantasías sexuales, propias de la juventud, y gracias a Dios, que estaba entrando a mi vida, un hombre que me “dejaba ser” dándome mi lugar como ser humano, y sobre todo, tratándome como a una dama. Definitivamente, estaba enamorándome perdidamente, de tan apuesto e inteligente, capitán.
Doña Mariana, conste que ya pasé, la primera prueba, ¿verdad?
-Así es, capitán-
Bueno doña Mariana, ya que pasó el susto. Le comento que, desde este mismo lugar, hace tiempo, se me ocurrió, que la loma de enfrente, que usted bautizó, “loma de san Antonio” era el sitio ideal, para asentar la villa de Reynosa.
-¿Y porque no la asentó, ahí capitán?
Bueno, porque en el dialogo, con los lugareños…………………………………….
Papá del Pato, os desea que tengas un maravilloso día, y arriba los Broncos ¡abur!
Debe estar conectado para enviar un comentario.